
La Niña está llegando a su fin. El problema es que los meteorólogos no encuentran rastro de lo que debería seguirle: El Niño
Durante todo el año e independientemente de su estado, de manera casi constante, meteorólogos de distintas partes del mundo monitorizan los vaivenes de la Oscilación del Sur de El Niño, ENSO por sus siglas en inglés. No es para menos, el ir y volver aparentemente caprichoso de esta oscilación climática afecta, en mayor o menor medida a la meteorología de medio mundo. En algunas zonas es mucho lo que depende de lo que ocurre en una estrecha franja del Pacífico oriental.
Un panorama muy incierto. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha publicado su última actualización sobre el estado de ENSO, la oscilación entre los eventos de El Niño y La Niña. Según señala el informe, nos encontramos en el área neutra de la oscilación: La Niña se desvaneció hace unos meses pero El Niño no termina de asomar.
La previsión dibuja un panorama incierto: gran probabilidad de que nos mantengamos en un estado neutro pero con la puerta abierta a un giro de 180º: el regreso a La Niña.
La Oscilación del Sur de El Niño. Un poco de contexto. El Niño y La Niña son las dos caras de una oscilación climática cuyo epicentro está en la franja central del Pacífico oriental. Cuando el agua superficial en esta región oceánica se calienta hablamos del fenómeno de El Niño.
El fenómeno de El Niño afecta especialmente a Sudamérica y más concretamente al oeste del continente, donde suele hacer que aumenten las precipitaciones, a menudo causando eventos extremos como inundaciones. El Niño también se asocia con impactos en regiones muy dispares, desde Norteamérica hasta Asia.
La otra cara de El Niño. El último evento de El Niño se desvaneció a mediados de 2024, dando paso a La Niña hacia finales de año. La Niña es la otra cara de esta oscilación. Si la principal consecuencia de El Niño es un aumento en las precipitaciones en la costa pacífica de Sudamérica, La Niña se asocia a menos precipitaciones y una mayor probabilidad de sufrir sequías.
La Niña también se fue. De hecho el último evento de La Niña fue más breve y débil de lo esperado.
¿Vuelta a la casilla de inicio? Las predicciones incluidas en el último informe de la OMM señalan que existe un 70% de probabilidades de que entre junio y agosto de este año se mantenga esta neutralidad entre El Niño y La Niña, mientras que hay un 30% de probabilidad de que regresemos a un segundo evento de La Niña consecutivo.
A más largo plazo este segundo escenario gana probabilidad: si consideramos el periodo entre julio y septiembre, la probabilidad de condiciones neutrales se reduce al 65%, mientras que la probabilidad de un nuevo evento de La Niña ascienden al 35%. En cualquier caso, un tránsito hacia El Niño parece improbable de aquí a septiembre.
¿Cuándo saldremos de dudas? La primavera suele ser una época de incertidumbre meteorológica y eso también se aplica a la oscilación entre El Niño y La Niña. Los meteorólogos hablan de la “barrera de predictibilidad de la primavera”, y una vez que la traspasemos podremos tener una mejor visión de lo que se espera este año.
¿Nos afectará? Está claro que la oscilación del sur tiene un peso importante en las Américas y especialmente en algunas áreas. Sin embargo ENSO es un fenómeno de alcance global capaz de trastocar la meteorología en lugares de lo más dispares, incluida Europa.
Si El Niño suele asociarse con temperaturas más cálidas a nivel global, La Niña puede hacer que Europa y el resto del mundo vean temperaturas medias más bajas este invierno. Esto puede darnos un nuevo y pequeño respiro respecto a lo que vimos en 2024, año en el que vivimos el efecto combinado del incremento de temperaturas asociado al cambio climático con un evento de El Niño que implicó que el mundo comenzara a batir numerosos récords de temperatura.
En España el fin del último evento de El Niño nos trajo el fin de la sequía, y es que los expertos señalan que en lo que respecta a las precipitaciones en Europa, los efectos de ENSO pueden variar entre áreas. En el suroeste, La Niña se asocia con más precipitaciones, por lo que el regreso de La Niña podría ayudar a mantener a raya la sequía.
Imagen | Climate.gov/NNVL
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La noticia
La Niña está llegando a su fin. El problema es que los meteorólogos no encuentran rastro de lo que debería seguirle: El Niño
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Xataka
por
Pablo Martínez-Juarez
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